Puedes descargar aquí algunas recomendaciones sencillas para leer la Palabra en tu casa o en tu grupo de meditación.

El sentido espiritual de la Palabra 

EL SENTIDO ESPIRITUAL DE LA PALABRA 
Que llegue a poseer un `corazón hambriento de oír la Palabra del Señor´” (Am 8,11). 

 1.- DEFINICIÓN 
Como regla general, se puede definir el sentido espiritual comprendido según la fe cristiana, como el sentido expresado por los textos bíblicos, cuando se los lee bajo la influencia del Espíritu Santo en el contexto del misterio pascual de Cristo y de la vida nueva que proviene de él. El sentido espiritual no se debe confundir con las interpretaciones subjetivas dictadas por la imaginación o la especulación intelectual. El sentido espiritual no quiere decir darle el significado que “yo quiero” a la Palabra, sino el verdadero significado profundo que nace del Espíritu Santo que habita en nosotros . Para descubrir este sentido es necesario orar mucho, para que el Espíritu hable en nuestro interior; apagar los sentidos exteriores para escuchar con el corazón; estar dispuesto a la escucha y dejar las otras ocupaciones que interfieren en este dialogo personal con el Señor; una vida de oración constante para que el oído interior se vaya acostumbrando al sonido de la voz del Espíritu; despojarse de pensamientos inútiles, de preocupaciones, de activismos, de cuestiones que no puedo resolver, de deseos de tener más cosas, de malas experiencias vividas, de personas que nos agobian o nos irritan, de fantasías, de la propia imaginación, etc. 

TRANSITAR UN CAMINO ESPIRITUAL COMO DISCÍPULOS DE LA PALABRA 
Es aprender a leer la Palabra con los códigos de Dios . Es escuchar a Dios en las Escrituras revelando en confidencia sus planes a sus amigos (Cfr Jn 15,15). Es “aprender a descubrir la Palabra que se oculta tras las palabras” (Orígenes) Es caminar, tras el Señor, un camino diario de discipulado . Es el tiempo en que Jesús ya no nos instruye con parábolas sino que con toda claridad nos habla acerca de las cosas del Padre (Cfr. Jn 16,25). En particular, el Santo Padre Benedicto XVI invita a los jóvenes «a adquirir intimidad con la Biblia, a tenerla a mano, para que sea para vosotros como una brújula que indica el camino a seguir» .Y a todos recuerda: A la lectura asidua de la sagrada Escritura acompañada por la oración realiza el coloquio íntimo en el que, leyendo, se escucha a Dios que habla y, orando, se le responde con confiada apertura del corazón» . Sobre todo la Palabra de Dios debe ser encontrada con alma de pobre, interiormente y también exteriormente, correspondiendo esto plenamente al Verbo de Dios, «nuestro Señor Jesucristo, el cual siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza» (2 Cor 8,9), un modo de ser, por lo tanto, basado en el mismo modo de Jesús de escuchar la Palabra del Padre y de anunciárnosla, con total desprendimiento de las cosas y siempre preparado para evangelizar a los pobres (cf. Lc 4,18). «Es motivo de alegría ver la Biblia en las manos de gente humilde y pobre, que puede dar a su interpretación y a su actuación una luz más penetrante, desde el punto de vista espiritual y existencial, que aquella que viene de una ciencia segura de sí misma» (Asamblea XII de Obispos, La Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia) 

2.- EL SENTIDO ESPIRITUAL: TAREA ANTIGUA Y NUEVA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 
Tomemos simplemente una palabra: CIEGOS: Son los que permanecen en la ignorancia, los que ignoran las cosas de Dios. Los que no pueden ver o reconocer los caminos de Dios. Ej: “Aquel día los sordos oirán las palabras del libro y los ojos de los ciegos verán, libres de tinieblas y oscuridad” (Is 29,18). “El Señor libera a los cautivos, abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados” (Sal 146,8). “Aquel día, él había dicho: "El que quiera derrotar a los jebuseos , que se meta por el canal. En cuanto a los ciegos y a los inválidos, David siente aversión por ellos". Por eso se dice: "El ciego y el lisiado no entrarán en la Casa” (2Sm 5,8). El que todavía no ha comprendido el sentido de la Palabra aunque la lea, pues no posee el don de Dios para ello. “Para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas” (Is 42,7). EN EL NUEVO TESTAMENTO CIEGOS son los que no conocen a Jesús o conociéndolo, necesitan ser conducidos a Él. “Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara” (Mc 8,22). “Entonces le llevaron un endemoniado ciego y mudo, y Jesús lo curó, devolviéndole el habla y la vista” (Mt 12,22). Los que no pueden ver el camino del Señor. “Había dos ciegos sentados al borde del camino y al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar” (Mt 20.30). “Dos ciegos siguieron a Jesús gritando” (Mt 9,27). Es el modo de vida de quien todavía no conoce el sentido espiritual de la vida, del que no puede leer la realidad desde la perspectiva de Dios. “Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran” (Lc 24,16). Es una realidad espiritual de la que Jesús viene a liberarnos. “Lo que yo sé es que antes yo era ciego y ahora veo” (Jn 9,25). “La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista” (Mt 15,31). Jesús mismo usa este sentido espiritual en sus enseñanzas al hablar de personas, cosas, prácticas religiosas, etc. “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. (Mt 16,18). “El hombre no solo vive de pan sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4) “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se conviertan”. (Lc 5,31-32) Incluso toma imágenes para describirse a sí mismo y su misión en la historia de la humanidad: “El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos” (Lc 4,18). “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? (Mt 9,15a). Jesús siempre que habla, lo hace usando este modo de expresión para introducirnos en los misterios insondables del Reino de Dios.”Las palabras que les digo no las digo por mi cuenta” (Jn 14,10b), “el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar (…) por eso las palabras que Yo hablo las hablo como el Padre me lo ha dicho a mí” (Jn 12,49-50) “(Felipe) el que me ve a mí ha visto al Padre” (Jn 14,9b). 

EL SENTIDO ESPIRUTUAL EN LOS PADRES DE LA IGLESIA 
Citamos a ORIGENES a modo de ejemplo. Para hablar del sentido espiritual, Orígenes se introduce primero en el sentido literal. El sentido literal es la letra del texto, que esconde y oculta el verdadero sentido, es decir, el espiritual. La parte literal viene a ser como un escudo, una protección a favor del Misterio, para obligar a ir más allá, y buscarlo a través del sentido espiritual. Por eso, tantas veces, lo chocante e insólito del texto tira para atrás al lector que se conforma con la lectura evidente (literal), e impulsa a superar la barrera al que busca más adentro, a través de una lectura espiritual. Para Orígenes, la lectura literal es siempre necesaria como punto de partida, no de llegada. Es un paso obligatorio, necesario, pero sólo paso previo para ir adelante y llegar al espíritu de la Escritura. Otra idea fuerte de Orígenes es que toda la Escritura debe ser útil para el creyente; debe decir siempre una palabra de salvación. Sucede a veces que esta utilidad la encontramos en el mismo texto material (sentido literal); otras veces no es así, y hay que buscar la utilidad (¿qué dice para mí esta Palabra de Dios?) a través del sentido espiritual. Para Orígenes, la Escritura es guía y punto de discernimiento, en donde se encuentra trazado el itinerario espiritual del creyente. Por eso dirá que el progreso espiritual del cristiano, va de acuerdo a la comprensión de la Palabra, y aquél que está mejor preparado es el que penetra la Escritura en su sentido más íntimo y verdadero . 

EL SENTIDO ESPIRITUAL EN LOS PADRES DEL DESIERTO 
Los ascetas del desierto buscaban siempre interiorizar la Palabra, comprenderla y hacerse uno con ella. Al meditar la Palabra, dejaban que impregnara su ser interior para poder rezar desde lo más profundo de su ser. La Palabra era su fuente para discernir la llamada que Dios hacía a la Iglesia . Según los padres del desierto, la inteligencia humana no puede, por sí sola, comprender el sentido espiritual de la Palabra. Éste no es comprendido únicamente por el estudio sino también por la oración, porque hace falta una iluminación especial dada por la gracia. Esto no excluye la necesidad del esfuerzo humano. Para ello utilizaban distintos métodos o exégesis . Uno era la exégesis moral: la aplicación de la lectura a un cambio de vida, a un camino en la virtud. Otro era la exégesis alegórica: textos tomados como imágenes aplicadas a Cristo, y en consecuencia a la vida del cristiano. Y el último es un aspecto anamnético, es decir, la Escritura evoca el pasado haciéndolo presente. De esta forma el que está leyendo se siente incluido en la historia del pueblo elegido y en la vida terrena de Jesús . 

EL SENTIDO ESPIRITUAL EN EL MAGISTERIO ACTUAL DE LA IGLESIA 
La enseñanza de la Iglesia, nos da ejemplo de cómo encontrar el sentido espiritual de los textos que leemos. Citamos algunos ejemplos. “La Palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo, han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la ciega” (LG 5). “El discípulo, fundamentado en la roca de la Palabra de Dios se siente impulsado a llevar la buena nueva de la salvación a sus Hermanos” (Benedicto XV en Aparecida nº 146). La lectura espiritual de la Palabra, no es algo exterior de carácter edificante, sino un sumergirse interiormente en la presencia de la Palabra (Benedicto XVI, en Asamblea XII de Obispos, La Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia). El Papa Francisco también fomenta el estudio profundo de la Palabra en su Carta Apostólica en el XVI centenario de la muerte de San Jerónimo, Scripturae Sacrae Affectus. 

EL SENTIDO ESPIRITUAL EN LA VIDA LITÚRGICA DE LA IGLESIA 
“El Espirito Santo es quien da a los lectores y a los oyentes, según las disposiciones de sus corazones, la inteligencia espiritual de la Palabra de Dios. A través de las palabras, las acciones y los símbolos que constituyen la trama de una celebración, el Espíritu Santo pone a los fieles y a los ministros en relación viva con Cristo, Palabra e Imagen del Padre, a fin de que puedan hacer pasar a su vida el sentido de lo que oyen, contemplan y realizan en la celebración” . 

EL SENTIDO ESPIRITUAL Y LA VIDA DE ORACIÓN DEL DISCÍPULO 
La oración de Jesús (“Señor Jesús ten compasión de mí que soy un pecador”) que los padres del desierto usaban constantemente, estaba estrechamente unida a la Palabra. De esta forma la oración vive y late en el Espíritu. Así también, la oración constante vuelve más comprensible la Palabra, le da a cada letra su verdadero rostro (el rostro de Cristo) , desde la primera palabra del Génesis hasta la última del Apocalipsis. La oración nos enseña a leer a Jesús en cada renglón. Porque si no lo leemos a El, leemos en vano: las Escrituras permanecen cerradas, desconcertantes y el velo no es descorrido porque sólo en El se descorre . Diremos por último con Marcos el Asceta : “Suplica a Dios para que habrá los ojos de tu corazón y puedas ver cuanto se obtiene con la plegaria y con la lectura entendida en base a la experiencia” . 
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